Antiguo apellido, frecuente y repartido por toda España, procedente del adjetivo castellano rojo, del latín russeus. Russus ya existía como nombre de persona en época tardo-romana, y este tipo de aplicaciones onomásticas se siguieron empleando en época medieval como nombres personales o como apodos para designar a personas de piel rosada o de pelo rubio, pues “rojo” designaba antiguamente un color más claro que en la actualidad, y tenía sobre todo el sentido de “rojizo” o “rubio”. Tuvieron los Rojo antiguas casas solares en Castilla la Vieja, Asturias y Montaña de Santander, cuyas ramas pasaron al resto de España a la par que avanzaba la Reconquista. Ante la Real Chancillería de Valladolid probaron su hidalguía, entre otros: Bartolomé, Juan y Toribio Rojo, vecinos de Carandia (Cantabria), en 1533; Hernán Rojo, vecino de San Martino de Candoas (Asturias), en 1530; Diego Rojo, vecino de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), en 1561, y Diego Rojo, vecino de Montenegro (Soria), en 1629. En Osuna (Sevilla) hubo otra ilustre casa de Rojo, de la que fue Gonzalo Francisco de Ayala y Rojo, nacido en Osuna en 1680, Alcalde por los Nobles en 1727, Regidor en 1722, Jurado en 1700 y 1710, y Mayordomo del Concejo en 1711.
Armas.- Unos Rojo, según el “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica”, trajeron: En campo de gules, una hoz de plata, encabada de sable.
Extracto de la información contenida en la lámina de este apellido editada por Instituto de Historia Familiar.

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