Apellido de origen toponímico, relativamente frecuente y repartido por España, si bien se registra, sobre todo, en Barcelona, Madrid, Jaén, Murcia, Valencia, Albacete, Alicante, Castellón, Granada, Ciudad Real y Toledo. Aunque Mogrobejo, en su obra “Blasones y Linajes de Euskalerría”, dice que el apellido Beteta tuvo diferentes casas en Guipúzcoa, añade que hubo otras en la villa de Beteta, en Cuenca, de donde, en general, es originario el apellido. El topónimo Beteta –según Mogrobejo- deriva de la voz vasca –beteta-, “zarzal”, “lleno, ocupado”, “juncal”. Una muy antigua y noble casa de Beteta hubo en Burgos, fundada por Gonzalo de Beteta, que vivió en el siglo XV y fue Caballero de la Orden de Santiago, Castellano del Castillo de Soria y Embajador de los Reyes Católicos en Roma. Su hijo, Jorge de Beteta, fue Alcaide de Soria y tomó parte en la reconquista de Granada a los moros (1492); casó con doña Mayor de Guzmán, natural de Soria, naciendo de este enlace otro Jorge Beteta, Caballero de Santiago, en 1523. Elvira de Beteta, natural de la ciudad de Soria, probó su hidalguía ante la Real Chancillería de Valladolid, en 1536. Por otra parte, ante la Real Chancillería de Granada probó su hidalguía, en 1551, Antonio de Beteta, vecino de Carrión de Calatrava (Ciudad Real). Ignacio Beteta pasó a la historia por haber impreso en su taller, en 1789, la “Descripción de las exequias de Carlos III”, con un lujo y profusión de detalles hasta entonces desconocidos. Armas.- De azur, con un castillo, de oro.
Extracto de la información contenida en la lámina de este apellido editada por Instituto de Historia Familiar.

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