Apellido aragonés de origen toponímico, relativamente frecuente y registrado sobre todo en la provincia de Alicante, siendo muy notable su presencia en las de Barcelona, Valencia y Zaragoza, y menor en las Comunidades y provincias de Murcia, Navarra, Teruel, Huesca, Castellón, Lérida, Gerona, Baleares, Albacete, y Tarragona, entre otras. Procede del topónimo Albero, nombre de dos poblaciones de la provincia de Huesca (Albero Alto y Albero Bajo), cuyo étimo parece ser una forma derivada del latín -albus-, “blanco”, aplicado al color blancuzco de la tierra. Familias de este apellido pasaron a la conquista y repoblación del antiguo Reino de Valencia, una vez ganado a los moros por Jaime I de Aragón, en el siglo XIII, levantando nuevas casas en Gandía (1244), Alzira (1248), Valencia (1306), Sant Mateu (1379), Cinctorres, Forcall, Morella, Xiva de Morella (1396), etc. En Aragón se les documenta ya en el siglo XII, pues Lope Rodrigo de Albero se halló con Alfonso el Batallador en la toma de Zaragoza a los moros, en el año 1118. Una muy antigua y noble casa hubo en la villa de Fuentes de Ebro (Zaragoza), de la que descendió Pedro de Albero, que vio reconocida su Infanzonía, en el año 1568, por la Real Audiencia de Aragón, y otra en la villa de Oliete (Teruel), de la que descendió Pascual de Albero y Lázaro, quien obtuvo igual reconocimiento en el año 1597.
Armas.- Unos Albero trajeron: En campo de oro, una cruz llana, de veros.
Extracto de la información contenida en la lámina de este apellido editada por Instituto de Historia Familiar.

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